El café no solo despierta las mañanas: despierta historias, aromas y hasta debates. Entre los más apasionados, una pregunta se repite: ¿cómo reconocer un buen café? La respuesta casi siempre pasa por entender la diferencia entre las variedades arábica y robusta, el origen del grano y el modo en que ha sido tostado.
Este artículo desvela las claves para elegir cafés de calidad —desde los cafés de especialidad hasta las cosechas de orígenes del mundo— y te guía en el viaje sensorial de marcas que cuidan cada etapa, como Supracafé, que tuesta en Móstoles (Madrid) y cultiva en sus propias fincas en Colombia.
¿Qué hace único al café arábica?
La variedad Coffea arábica es considerada la reina del café por su suavidad, complejidad aromática y menor nivel de cafeína. Crece en altitudes elevadas (por encima de 800 m) donde las noches frías y el suelo volcánico le dan matices dulces, afrutados y con menos amargor.
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Aroma: notas florales, chocolate suave, frutos rojos.
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Sabor: más dulce y redondeado que la robusta.
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Cafeína: 1-1,5 %, casi la mitad que la robusta, lo que ofrece una taza menos amarga y más digestiva.
Tip: cuando en la etiqueta veas “100 % arábica”, suele indicar un café de perfil más elegante y con tostado pensado para resaltar matices, ideal para espresso suave o métodos filtrados.
Robusta vs arábica: diferencias que se notan en la taza
La robusta se cultiva sobre todo en África y Asia; aporta cuerpo, crema densa y un chute de cafeína que a veces se busca en mezclas para espresso. No es “mala” per se, pero sí más ruda en sabor. En cambio, el arábica destaca cuando queremos descubrir matices y beber sin astringencia.
Cafés de especialidad: más allá de la variedad
No basta con ser arábica: la calidad depende de trazabilidad, cosecha manual y tostado reciente. Un café de especialidad garantiza:
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Granos seleccionados y sin defectos.
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Puntuación ≥ 80 puntos según el protocolo SCA.
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Perfil sensorial cuidado: notas dulces, frutales, chocolate, etc.
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Tostado adaptado al método de preparación (espresso, filtro, prensa francesa).
Al buscar cafés de orígenes del mundo, fíjate en el país, la finca y el tipo de proceso (lavado, honey, natural); cada dato te da pistas sobre el sabor.
El tostado: recién hecho, mejor sabor
El mejor grano pierde aroma con el tiempo si no se tuesta y envasa correctamente. Supracafé tuesta cada semana en su planta de Móstoles (Madrid) para garantizar café en grano fresco, natural y sin torrefacto.
El torrefacto —grano tostado con azúcar— oscurece el sabor y no aporta calidad ni salud. Un tostado natural respeta los aceites esenciales y permite disfrutar del perfil real de cada origen.
Supracafé: “Somos lo que sembramos”
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Origen controlado: poseen fincas propias en Colombia, lo que les permite cuidar desde la cereza hasta el grano verde.
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Sostenibilidad: cultivos con prácticas responsables y trazabilidad garantizada.
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Frescura local: tuestan en España para reducir tiempos de viaje y ofrecer grano siempre reciente.
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Variedad: desde arábicas suaves para filtrado hasta blends equilibrados para espresso.
Su compromiso “Somos lo que sembramos” resume la filosofía de una taza que cuenta su propia historia de origen.
Cómo reconocer un buen café arábica al comprar
Antes de poner el paquete en la cesta, revisa:
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Origen y finca: cuanto más específico, mejor (p. ej., Huila – Colombia; Sidamo – Etiopía).
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Tipo de tostado: natural y fecha reciente (menos de 3 meses).
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Grano entero: conserva aroma mejor que molido.
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Perfil de cata: busca notas frutales, florales o de cacao.
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Certificaciones: SCA, comercio justo, sostenibilidad.
FAQ sobre café y cafeína
¿El café arábica tiene menos cafeína?
Sí, aproximadamente la mitad que el robusta.
¿Por qué evitar torrefacto?
Porque el azúcar quemado enmascara defectos y produce sabores amargos y compuestos indeseados.
¿Es mejor comprar en grano o molido?
En grano conserva frescura y aroma; muele justo antes de preparar.
¿El arábica despierta igual si tiene menos cafeína?
Aporta energía más suave, suficiente para arrancar el día sin excesiva acidez o amargor.
Con estas claves, la próxima vez que abras un paquete de arábica —de Supracafé — podrás reconocer si estás ante un café de verdad, nacido de la finca y el tostador correcto, o un grano genérico que solo pretende oler a café.